domingo, 22 de enero de 2012

El APOCALIPSIS DE JERUSALEM


  Filippo Bongiovanni  10/1/2012

No puedo más que seguir siendo motivado en ponerlos en conocimiento de las profecías que se han encontrado y que reportan al Santo Sudario..
He conocido como el autor el Dr.. Renzo Baschera por sus volúmenes siempre tan interesantes sobre el fin de los tiempos y en general profecías sobre el futuro de la humanidad.

EL APOCALIPSIS DE JERUSALEM
El tiempo de Furisia 
Entre las tantas "reliquias" que los cruzados llevaron de la tierra santa había también un manuscrito, que algunos atribuían al discípulo Pedro, y que concernía a os "Seis días de la destrucción".
Este mensaje profético parte de la consideración que Dios creó el mundo en seis días. Y el hombre "en su soberbia, en su superficialidad y vanidad destruirá todo siempre en seis días". Esto porque se ha escrito que el "tiempo de la destrucción será igual al de la creación".
Pero cuando será el "tiempo de la ceniza”? El mensaje profético que dice que los "tiempos serán maduros cuando la presunción humana lo hará sentir como un Dios».
Este tiempo podría estar muy cercano a nosotros porque las grandes conquistas científicas y tecnológicas de estos últimos tiempos –basta pensar la aplicación de la Energía Atómica, a la bioingeniería y aplicación de los ordenadores – pueden terminar por llevar el hombre a una sobrevaloración de si mismo, de ser "una especie de Dios”.
Este escrito – conocido también como el Apocalipsis de Jerusalén, porque proviene probablemente de esta ciudad –está dividido en seis partes, cada una de las cuales es “una plaga que llegará a nuestra Tierra, antes del fin de los tiempos".
En la primera plaga se describe la ciudad y el tiempo de los Fur1 - que en un segundo tiempo fue llamado tiempo de Furisia - , es decir, el triunfo de los ladrones, de aprovechadores, de los usureros, los depredadores y de aprovechadores de la buena fe de la gente sencilla, ingenua. Por otra parte, no puede ser que sea así, porque la creación comenzó con el amor, con el orden. Y la destrucción comenzará con el odio y con el desorden.
El hombre de furisia pensará sólo en si mismo, pero usará el traje del altruismo. Será el tiempo de “sepulcros blanqueados ".
Pero pasemos a la primera parte de este mensaje, parcialmente reconstruido mediante traducciones y comentarios del tardío 600:

1. Cuando los tiempos estén maduros el mundo entero será gobernado por ladrones y depredadores.
2. Furisia será el corazón de los malvados, pero serán muchos los que la glorificarán como ciudad santa.
3. Los justos se verán despojados y indignados y ay! de quién se atreverá invocar la justicia!
4.  Muchos protarrán el signo de la Cruz, pero bajo la cruz se esconderá el engaño
5. Ladrones y estafadores serán exaltados por otros ladrones, embaucadores de perjuros.
6. Muchos portarán el signo de la justicia, pero bajo la justicia se esconderá la defraudación.
7.
Quién acuse un ladrón será encarcelado, quien acuse un inocente será recompensado.
8. La gran defraudación será la nueva ley, y los altares del pueblo tendrán siempre nuevos ídolos.
9.  Se verán hombres sin piel, porque también  la piel serà  impresa por el dios Furio
10. Y cuando el perverso será adorado, el camino de la ruina será sin retorno.

De la lectura del mensaje surgen los puntos significativos, como el egoísmo, el engaño (la ciudad de los ladrones que se hará aparecer como ciudad santa), el triunfo de la injusticia (quien acusará un ladrón será encarcelado y quien acuse a un inocente serà premiado), y rápida será la sucesión de los nuevos ídolos. Este último punto cuadra con otros mensajes que predicen el fin de las democracias, en un clima de deterioro social y moral que recuerda un poco los últimos años del bajo imperio.

En este escenario putrescente y violento irá madurando "la culminación de un tiempo".
Los cielos estarán horrorizados
En la mayor parte de los mensajes Proféticos relativos a la purificación “de los tiempos de Caín" - es decir, los tiempos que han llevado al hombre a matar al hombre– están previstos los signos en el cielo. En el Evangelio de Lucas (21-11) dice que “Se verán prodigios espantosos y grandes signos en el cielo”. También Juan (APOCALIPSIS 6-14) dice que: "El cielo se retirò como un libro enrrollado; y cada montaña e isla fue movida de su lugar".

Los cielos estarán horrorizados. Las estrellas se extinguirán y caerán sobre la tierra, mientras que la Luna se partirá en dos. Nubes densas y de veneno se caerán sobre la tierra para segar la última cosecha. Y un tercio de la Tierra será destruido. Y lo que siga existiendo será veneno y sólo producirá veneno. Sobre este funesto escenario, al hombre no le restará más que buscar la muerte. Pero también la muerte "en los días de la ira será una piedra preciosa".

1.
Una alfombra color de la ceniza cubrirá como en un sudario los cielos y todo tendrá el color de la ceniza y de la muerte.
2.
El aire será humo y el humo será niebla; y la niebla entrará en el hombre como una serpiente.
3. Nubes cargadas de muerte sobrevolarán la tierra y cada fruto será veneno.
4. En esos días, la lluvia bendita va a ser veneno, y cada gota será una maldición.
5. Será entonces que el sol llorará sobre la tierra y las estaciones serán convulsionadas, anuladas.
6. Una cadena de días de fuego y de días de hielo hará frágil al hombre como una hoja seca.
7.
La noche se volverà día y el día se volverà noche, mientras que sobre la tierra caerá un tormenta de estrellas muertas.
8.
Entonces una voz tremenda descenderá del cielo conmocionado para decir que la copa está llena.
9. Y los hombres buscarán la muerte por siete años y afortunados serán aquellos que primeros la encontraràn.

Algunos aspectos de nuestro tiempo están aquí descritos en forma impresionante. La contaminación atmosférica está en efecto representada por el “sudario color ceniza”.
Y las lluvias ácidas que destruyen la vegetación y los hábitats enteros las encontramos en la "lluvia que pasa a ser veneno y maldición”.

Es muy interesante también la descripción sobre la perturbación y luego el trastrorno del ritmo de las estaciones. Vemos ya en nuestro tiempo que las estaciones intermedias están desapareciendo: Se pasa de repente del verano al invierno; del caliente al frío (y viceversa) porque los filtros solares (las capas de von Allen) han sido profundamente alteradas por los contaminaciones atmosféricas. Son muchos que hablan del efecto invernadero, que podría ser representado por el "sol que llora sobre la tierra”
Y así será también la perturbación en el ritmo del día y de la noche. Nosotros vivimos, probablemente, la primera fase de esta tragedia que conducirá el hombre a buscar la Muerte, como si fuera la única liberación.

La pestilencia de Seir
En los tiempos de la "gran niebla”, es decir, cuando las diversas contaminaciones, incluida la radiactiva, alcanzarán su punto máximo, una "pestilencia" caerá sobre los hombres "como un feroz rapaz". Y los hombres estarán indefensos, al punto tal que "cada pequeño animal de la tierra se lanzará contra el hombre con el coraje de un león".
Con este mensaje los científicos habrían debido meditar seriamente y por mucho tiempo. Por el contrario han proseguido su marcha hacia la autodestrucción.. 
Bastan pocas consideraciones para subrayar esta trágica realidad. En el pasado, por ejemplo, eran los microorganismos que seleccionaban el hombre; con el abuso de antibióticos las cosas están puestas al revés
Y así el hombre ha acabado por seleccionar los microorganismos (llamados por la profecía "pequeños animales de la tierra"), Que van a ser cada vez más fuertes (tendrán es decir, "la fuerza de un león"), mientras que las defensas inmunitarias del hombre, a causa de las altas contaminaciones del hábitat, disminuyen continuamente. El hombre pasará a ser un mísero Naufrago, en "mar de las pestilencias”.

Pero sigamos el mensaje :
1.
La desolación de sus corazones se unirá con  el desánimo y la amargura del alma.
2. En los días de la gran niebla, el dolor albergará constantemente en el corazón del hombre.
3. Y el sufrimiento será como la hiedra que se aferra a la planta seca.
4. El carcoma corroerá la carne, envenenando la sangre y transformando los huesos en vapor.
5. Cada pequeño animal de la tierra será como un león. Y despedazará al hombre.
6. Muchos tratarán de buscar refugio en alquimia pero el camino por recorrer hay que buscarlo en el pasado.
7. Una triste desolación eliminará al hombre la frágil esperanza nacida de la ciencia.
8. Y la pestilencia permanecerá imperturbable, entre los sabios que no ven y entre sagaces que no sienten.
 9. La octava plaga tendrá más nombres y más vestiduras, pero bajo las vestiduras aparecerá siempre la madera carcomida.
10. Las sepulturas hablarán y gritarán, pero la historia de la pestilencia de Seir nadie podrá escribirla.

En ciertos puntos de la profecía pareciera hablar de algunas plagas de nuestros días, como el cáncer y el sida (Síndrome de deficiencia inmunológico adquirida). Pero no serán estos males los que dobleguen la humanidad. Los tiempos de la "desolada desolación" estén quizás a las puertas. El cáncer y el sida podrán ser por lo tanto sólo la premisa de lo que será la pestilencia de Seir, ante la cual cada quimioterapia y cada medicina “high tec” (es decir, la alta tecnología médica) serán impotentes.

La gran sequía
La "gran sed" es una profecía recurrente. Lo habla también S. Juan (APOCALIPSIS 16-9): "y los hombres pasaron así por una gran sequía". Pero esto sucederá únicamente en la última parte de los «días de la destrucción», cuando “la hora de la cosecha ha llegado” (APOCALIPSIS 14-15).
Este mensaje que aquí figura merece un examen particular porque deja ver una relación directa entre la plaga de la sequía y la obra irresponsable, nefasta, del hombre. Se dice que el hombre "va a morir de sed y en un mar de aguas envenenadas". Y el artífice del envenenamiento de esta agua es el hombre.(pronto no tendréis más agua para beber de EUGENIO SIRAGUSA) Si consideramos por tanto la realidad de nuestros días, podemos decir que el mensaje es de gran actualidad.

1.
Las aguas de los ríos pasarán a ser vapores y donde corre el agua pasarán hombres y carros.
2. En los días del Omega las fuentes se secarán y la sed quemará a los hombres y las tierras.
3. Llegará un día en que una jarra de agua limpia será más valiosa de un jarròn de monedas de oro.
4. Y las fuentes que derramen la última gota darán agua envenenada por el hombre.
5. La gran sequía se expandirá sobre la tierra como una sábana de fuego y secará los mares.
6. La gran sequía será obra del hombre que perecerá de sed en un mar de aguas envenenadas .
7. Y todo se secará. Y de la tierra se elevará un manto de polvo envenenado.
8. Los desiertos avanzarán como el fuego y transformarán pastos inmensos en arena abrasadora.
9. Los hombres enloquecidos por la sequía cazarán los animales para beber su sangre. Pero también la sangre será veneno.
10.
Y la noche no dará más alivio porque la agonía del día será la agonía de la noche.

El punto 6 de la profecía es muy significativo porque relaciona “la gran sequía" con la obra del hombre. Será el hombre quien acabará por destruir la tierra y también a si mismo, con aquello que califica como «los progresos de la ciencia».

Y el final del hombre será un suplicio, porque va a morir de sed, pero viendo alrededor suyo agua. No tendrá más que una alternativa: morir de sed o morir envenenado, bebiendo esa agua que él mismo ha transformado en veneno.
Merece un atenta consideración también el punto ocho, porque presenta una realidad que afecta a nuestros tiempos: los desiertos que avanzan inexorablemente, transformando zonas fértiles en tierras abrasadoras.
Y es aterrador el punto nueve, que deja entender el total envenenamiento del hábitat. El hombre, desesperado, perseguirá a los animales. Para calmar la sed bebiendo su sangre. Pero también la sangre estará envenenada.

Verán volar las montañas
Desde hace algún tiempo a esta parte asistimos a un sensible aumento de los movimientos telúricos. Este despertar sísmico – incluso si se suministran a menudo datos parciales para no inquietar a la opinión pública– abarca un poco todo el mundo.
El vidente Cayce decía que todas las cosas de la Florida se transformarán y en las profecías de  la Monja de Dresde se dice que "el mar Adriático será transformado en un lago, después de una cadena de terremotos".
El tiempo que estamos viviendo podría ser la premisa a la transformación radical de la corteza terrestre. Una transformación que ha sido profetizada también por S. Juan (APOCALIPSIS 16-20): "y cada isla escapò, y los muertos no fueron más encontrados".

1.
La tierra tremblará bajo vuestros pies, y no habrá piedra que no sea desplazada.
2. Los bosques andràn a donde antes estaban los montes y los pastos se encontrarán donde estaban los mares.
3. Heridas antiguas se reabrirán y de estas verterá incesantemente la sangre de la Tierra.
4. No habrá refugio, en los días de la gran niebla y el hombre escapará inútilmente de los mares o de los muertos.
5. El hombre estará solo. Y solos estarán los grandes imperios cuyas murallas serán despedazadas como hilos de hierba seca.
6. Las ciudades serán abiertas, destruidas y sacudidas, y sus heridas serán de enormes sepulcros.
7. En la hora en la cual la medida estará llena, levantad  los ojos al cielo porque  se verán volar las montañas como si fueran pajaros enloquecidos.
8.
El agua de los mares invadirá las tierras y será deglutida por las enormes heridas de las ciudades destruidas.
9. Sobre los mares de barro se verán flotar y desaparecer la gloria, las riquezas y la vanidad del mundo.
10. Y cuando el temporal de barro se aplacarà, la tierra, el sol y la Luna serán completamente diferentes.

El tercer punto deja entender que los volcanes apagados desde hace tiempo, reanudarán sus actividades. Y esto, en parte, ya ha ocurrido.
Significativo también el punto seis, que describe la destrucción de las ciudades. No se habla de tierras, en forma genérica, sino que de ciudades, casi como si la causa principal de los “días de la destrucción" fueran precisamente los grandes centros urbanos.
Interesante es también el punto siete, que cuadra con tantos otros mensajes proféticos, que ven, el cambio radical de cada lugar. El punto nueve nos ofrece la culminación de una civilización. Son palabras que deberíamos meditar atentamente porque nos presentan "la vanidad del todo”. En un mar de lodo flotará la gloria y la riqueza del mundo. Y la gloria y la riqueza no tendrán más ningún valor.